sábado, febrero 05, 2005

19-El arco y la flecha.

Siddharta paso la mano sobre los aros de metal, que empezaron a oscilar, y se detuvo entre el quinto y el sexto.
-Concéntrate en los cinco primeros aros.-dijo a su primo.
Los primeros cinco aros, se repitió Ananda. Los primeros cinco aros...
A continuación, Siddharta paso lentamente sobre otros cinco aros, haciendo que se balancearan.
-Ahora concéntrate en los siguientes cinco aros.-ordeno a Ananda.
Ananda contemplo fijamente el mandala.
Debo concentrarme en los siguientes cinco aros, pensó. Yo soy esos aros. Yo soy el movimiento. Puedo detener el movimiento.
Los aros dejaron de oscilar.
Impasible, Siddharta ordeno a Ananda:-Ahora concéntrate en todos los aros.-
-No puedo.-contesto Ananda.-Ojalá tuviera tu capacidad!-
-Debes concentrarte.-insistió Siddharta.-No dejes que tus pensamientos te distraigan. Concéntrate en la diana.-
Poco a poco, consciente del flujo creado por la voluntad de Siddharta, los músculos de Ananda se fueron relajando. Todos los aros dejaron de oscilar. Siddharta sonrió, orgulloso de su amigo.
-Muy bien..asintió.-Ahora concéntrate en el centro de la diana.-
Yo soy la diana, se dijo Ananda. Yo soy la entrada. Yo soy el mandala. Yo soy el loto blanco. Yo me convierto en seis pétalos perfectos...
-Estas ahí?-la voz de Siddharta sonaba hueca, sin cuerpo.
-Sí. Yo soy el centro...-
Inmóvil como una estatua de mármol, Siddharta murmuro suavemente para no romper el encanto.
-Céntrate en el pulso de la flecha y dispara.-
Yo soy la flecha, se dijo Ananda. Coloco la flecha y tenso el arco. Me convierto en el arco y la flecha. Soy completo.
Con la mirada fija en la díana, sin mover un solo músculo del rostro, Ananda coloco una flecha centrándose en su pulso, y disparo. La flecha atravesó los aros y se clavo en la diana.
-Perfecto!-exclamo Siddharta, entusiasmado.
Luego se dirigió hacia otra diana que consistía en un jabalí de bronce, colocada tras siete árboles de veinte metros de altura. La flecha tenia que atravesar los árboles para alcanzar la diana.
-Se trata de reducir el lenguaje de las cosas a su forma de expresión más pura, a un simple dialogo..-de la voz de Siddharta emanaban serenidad y confianza.
Siddharta se coloco ante la diana, alzándose de puntillas. Tenia los muslos juntos, pero los pies poco separados. Tomo una flecha y apoyo la frente en ella.
-Yo hablo y la flecha me escucha.-
A continuación, coloco una flecha en el arco. Su rostro, sereno como las apacibles aguas de un lago, recordaba a Ananda a Rama y Arjuna, los señores y héroes de los guerreros Kshatriyas, y también le recordaba a Prthu, antepasado de los Castrillas, representado siempre con un arco y una flecha. Siddharta se concentro en la línea de árboles que tenia ante los ojos, mientras una extraña fuerza se acumulaba en su interior.
Al cabo de unos momentos, disparo. La flecha atravesó los elevados árboles a una increíble velocidad y alcanzo el centro de la diana. Satisfecho, Siddharta se volvió hacia su amigo y le ofreció el arco.
-Ahora inténtalo tu.-indico.
Ananda tomo el arco y se coloco ante la diana. Imitando a su amigo, cerro los ojos y apoyo la frente en la flecha. Yo soy la flecha, se dijo. Yo soy los aros. Yo soy la diana. Yo soy...
La flecha atravesó los árboles como la brisa y se clavo en el centro de la diana.
-Sabia que podías hacerlo.-dijo Siddharta, complacido.-Te acuerdas de lo que te decía cuando eras un estúpido niño, antes de que te convirtieras en un estúpido adulto?-pregunto a su amigo sonriendo.-El cuerpo es el arco, la flecha es el OM, el espíritu es la punta y la oscuridad es la diana. Mas allá esta Brahma.

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